sábado, 30 de julio de 2011

Relato II [parte 1/3]

Miss Beth


Acercó la cataplasma a su mandíbula y pudo sentir el frío del hielo, en parte era una buena noticia pues no había perdido la sensibilidad en aquella zona, pero aún así todo ese dolor parecía un castigo divino por su ingenuidad. Tubo que mantenerlo en esa posición hasta que el dolor dejo paso a una inerte comodidad.
No sabía cuanto tiempo había estado sobre el parqué, ni cuanta sangre había perdido desde entonces. Solo recordaba el portazo y la rabia que la había consumido hasta que perdió el conocimiento.
No pensaba vengarse.
Se había resignado a ser esa triste esponja que solo podía esperar el día en que la estrujaran hasta eliminar el último vestigio de humanidad.
Se levantó y fue hacia el lado opuesto de la cama para rescatar su ropa dispersa entre las sabanas, no tardó mucho en vestirse, y tras un chequeo de su aspecto, alcanzó su pañuelo y lo ató por encima de la nariz. Cogió el bolso y salió a la calle.

¿Qué a dónde caminaba? Quien sabe… Quizá ni siquiera ella lo sabía entonces, hubiera sido bonito encontrar al verdadero príncipe azul en la esquina más cercana, pero entonces ¿Qué hubiera sido de Emilia?

Avistó una cafetería y decidió que aquel seria un buen lugar para desperdiciar el resto de la mañana.                 
Al entrar su primera impresión no fue desmentida, en el centro y al rededor de la barra se esparcían un ejercito de mesas bajas rodeadas de unas cuantas sillas de plástico.

En el bar cuatro hombres degustaban la cerveza matutina y jugaban a las cartas.
Alejada de todo aquello, en la esquina inferior, una joven payaso bebía grandes cantidades de cerveza. A su lado descansaba la peluca y los zapatos, observó con curiosidad sus calcetines de arco iris.
Lucía una melena pelirroja que fácilmente podía llegarle hasta los hombros, sus ojos se escondían tras una cortina de cabello que constituia una defensa perfecta del mundo exterior.
Ella se sentó en una de las sillas cercanas a la barra. El camarero salió a recibirla.
-Un café cortado por favor.
-Enseguida
Beth volvió a fijar su mirada en aquella muchacha, la botella estaba vacía y ella seguía con los codos sobre la mesa ocultándose tras la cortina de cabello como soportando una gran carga sobre sus hombros.
El mozo volvió con una taza humeante, tras darle las gracias se retiró el pañuelo dio el primer trago.

1 comentario:

  1. Bueno, he estado recorriendo las entradas del blog desde la primera hasta la última y... ¡ya he acabado! jaja :) Me gusta mucho la forma en que escribes, y me está gustando la historia. Así que, cuando subas más, avisa ;)
    Besos y destellos brillantes en el cielo azul.

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